SEMAR es un movimiento para niños y niñas entre 9 a 11 años de edad, donde se afianzan los valores de aceptación, compañerismo, amistad y solidaridad a través de la metodología del aprender jugando, haciendo vivo el Espíritu de Marcelino y la misión de Jesús de construir Comunidad al estilo de María.
Metodología en el Movimiento
SEMAR la componen dos palabras: SE (semilla) – MAR (marista)
Semilla: Embrión en estado latente encerrado en un fruto y que tras la dispersión y germinación, da una nueva planta.
Marista: Significa “El amor derramado en nuestros corazones por intersección del Espíritu Santo nos hace compartir el carisma de Marcelino. Este mismo amor impulsa todas nuestras energías hacia el único fin: SEGUIR A CRISTO, como María y en comunidad».
Este movimiento necesita de un agente de pastoral que tenga un perfil:
Es un hombre o mujer que siente a Dios en su corazón. Ora por los niños/as, pidiendo luz y discernimiento, sabiduría, coherencia y testimonio. Asiste a los sacramentos.
A ser posible, ha tenido experiencia de ser acompañado vocacionalmente y/o de haber seguido dirección espiritual.
Vive el acompañamiento como un apostolado muy valioso, aunque cueste y provoque tensión. Es fiel a la entrevista periódica y sostiene el proceso con constancia.
Adopta una actitud de olvido de sí que le permite un desinteresado interés en el/la niño/a. Establece una relación cordial, pero no busca la gratificación personal en el afecto de sus destinatarios. El distanciamiento de sus propios sentimientos es condición indispensable para un acompañamiento serio.
Consulta a quienes tienen más experiencia y procura aprovechar todas las oportunidades de formación para mejorar la calidad de su acompañamiento.
No se precipita ni quiere encontrarse con alguien idóneo desde un principio. Sabe esperar y ser constante en un trabajo de filigrana. No pasa por alto las situaciones que ameritan análisis, pero hace gala de paciencia y comprensión.
No juzga a la primera. Tiene cierta sagacidad y algo de psicología natural para interpretar las actitudes de los niños y adivinar aspectos que deben cultivarse o pulirse. Corrobora discretamente con la familia lo que el niño manifiesta con relación a ella.
Se mantiene en contacto con el o la más pilas de la parcela, ya que en el ambiente de grupo el niño manifiesta aspectos de su personalidad diferentes a los que se observan en el acompañamiento, los cuales es necesario tener en cuenta.
Contar con un espacio personal para seguir creciendo, que se sienta acompañado/a.
Acercamiento al Acompañante
Quisiéramos desarrollar el acompañamiento desde los espacios citados anteriormente para poder ejercer la pedagogía de la presencia de manera eficaz.
Entonces empezaremos por definir lo que es la Pedagogía y que se entiende por acompañamiento.
PEDAGOGÍA
La pedagogía es la relación que se establece entre educador y educando y que se expresa en una forma de comunicación, de comportamientos y de actitudes que se dan en el contexto de un espacio y un tiempo determinados. Toda pedagogía se hace realidad en la práctica pedagógica, o sea desde un encuentro…Más allá de los contenidos, lo que se enseña y aprende en la relación pedagógica es una forma de ser, de vivir, de manifestarse y de comunicarse. ¡Es necesario contar con instrumentos!
La Pedagogía Marista parte de un principio esencial que lo planteó Marcelino: “para educar bien a los niños hay que amarlos, y amarlos a todos por igual”. De esto se desprende las características de la misma: Presencia, Sencillez, Espíritu de Familia, amor al trabajo y la imitación del modelo de María.
La Presencia, demanda el hacerse presente entre los NIÑOS, demostrando el interés personalizado por ellos. Se establece una relación basada en el afecto y en un acercamiento a sus vidas, saliendo a buscarlos ahí donde se encuentran.
La Sencillez manifiesta en la relación auténtica y directa. Se cumple al decir lo que se cree y demostrar lo que se cree y lo que se dice. Ante todo la sencillez elimina la dobles y la pretensión. Como lo manifestara Marcelino, la Sencillez va acompañada de la Humildad y la Modestia (tres violetas): “dejando que Dios actúe a través de nosotros y haciendo el bien sin ruido”. La manera de educar inspirada en su fundador, es personalizada, práctica y basada en la vida real.
El Espíritu de Familia plantea un principio… “el amor”. De esto se desprende el compromiso y la vivencia de una comunidad entre todos los que se relación con la obra Marista. La palabra hermano recoge el significado de la fraternidad para con todos especialmente los niños y jóvenes. El Espíritu de Familia nos plante también el hecho organizativo que demanda de una responsabilidad compartida.
El Amor al Trabajo enmarcado en el ámbito pedagógico exige una preparación cuidadosa y exhaustiva de aquello que se ha de enseñar y compartir con los niños y jóvenes. Supone también, “iniciativa y decisión para encontrar respuestas creativas a las necesidades de los niños y los jóvenes”. Se enraíza en esta dinámica una pedagogía del esfuerzo, que conlleva a los niños y jóvenes que comparten con el mundo marista, un carácter y una voluntad firmes, y un trabajo colectivo.
Como lo dijera Marcelino, “Todo a Jesús por María. Todo a María para Jesús”, María es el modelo perfecto para el educador marista. María hace un itinerario de Fe que atraviesa el maravillarse por la manifestación de Dios en su vida, la perplejidad del llamado y la respuesta profunda, coherente y radical a la voluntad de Dios. En ella se resumen la unidad y el amor familiar, la figura educadora para con su hijo, la solidaridad para con los necesitados y los que sufren, la actitud de escucha ante la Buena Nueva de Jesús y, su fe arraigada en un Dios misericordioso. Es ella, como lo concibiera Marcelino, la BUENA MADRE.
ACOMPAÑAMIENTO
Proviene de la palabra sedere-ad, que significa ponerse junta a. El acompañamiento es el espacio fundamental para que la gracia de Dios pueda acontecer, es decir, en el acompañamiento Dios toma la iniciativa del encuentro. Por ello, quien acompaña no es el protagonista, es sólo un instrumento de la acción de Dios, el acompañante se hace del lado de Dios para que Él acontezca en el acompañado. El acompañante está de parte de Dios cuando facilita el encuentro de la criatura con su creador, cuando esto no sucede, interrumpe ese encuentro porque quien actúa, no es el acompañante sino Dios. El acompañante se ofrece como medio para que acontezca la gracia.
Finalmente, es oportuno aclarar que el acompañamiento no es una terapia psicológica, aunque éste sea terapéutico. El encuentro con Dios es el que transforma y ordena. Dios acontece en el ser humano de manera gratuita.
ENTONCES: Dios ama primero, toma la iniciativa, sale al encuentro de su gente y de su pueblo. Porque ama, escucha su clamor e inicia la comunicación en la situación misma desde la cual el pueblo lo busca. Se comunica a través de signos propios del lenguaje humano, como son los acontecimientos, las personas, los gestos, las palabras proféticas.
Asume tantas formas de contenidos y los llena de un significado “nuevo”, en un renovado impulso liberador. Acompaña la historia y el caminar de su pueblo. Respeta su libertad, espera su respuesta, propone los pasos a dar y al mismo tiempo, no deja olvidar la meta final que procura alcanzar. En la plenitud de los tiempos, la expresión definitiva de esta pedagogía divina es Jesucristo. Sin embargo quiénes están con las semillitas semana a semana son ustedes Sembradores, entonces como encarnar los elementos fundamentales de la forma de acompañar de Jesús, pueden convertirse en nuestra forma.
Actitudes de Jesús Acompañante
Veamos las diversas actitudes y acciones de Jesús el mejor acompañante, que nos orienta el camino para hacerlo de la mejor manera. Así tenemos:
1 – Jesús se acerca a las personas, capta sus búsquedas e inquietudes, su situación, tiene en cuenta el contexto en que viven, se expresa en su lenguaje… Camina a su lado e inicia un diálogo que las lleva a encontrarse consigo mismas y a descubrir en lo más profundo de su ser la propuesta de amor del Padre.
2 – Este descubrimiento es un llamado a la conversión. Si la invitación es y libremente respondida, la persona recibe el don del Espíritu y su vida es transformada.
3 – Estas personas transformadas pasan a ser “discípulos /as – testigos/as” y visualizan su misión más claramente, luchar por el cambio de la realidad.
4 – Eso significa que no puede existir todo el proceso si las personas transformadas no tienen contacto con otras a quienes debe entregar, compartir y vivir el mensaje de Salvación – la Buena Noticia.
5 – No existe el desarrollo de este proceso si las personas creen y están convencidas que pueden hacerlo solos/as, necesitan tener contacto y contar con los Padre de Familia (la primera parcela); su parcela en la que se forma (grupo); sus compañeros y profesores que están con ellos en el centro educativo y por supuesto las demás personas que son parte de su vida, amigos, barrio, ciudad, etc…
Acompañamiento en el Movimiento SEMAR
1 Los senderos que van definidos por una edad y sus características, los colores que lo definen y por supuesto los valores que se desglosan de él.
Ante todo debemos tener la capacidad de poseer algunas cualidades para la tarea formativa, no podemos acompañar a ninguna de las semillas sin tener claro el proceso (senderos) que propone el movimiento, el por qué de sus colores y lógica.
Conocimiento acerca de la realidad con los y las niñas con las que trabajamos y animamos. Conocimiento directo del niño y su historia (familia, escuela, amigos, realidad y entorno), lo cual implica una capacidad de acoger y de “prestar atención” y escucha a la persona.
Manejar las diversas teorías de la psicología del desarrollo que me regala las diversas características que poseen los niños de cada una de las edades.
Capacidad de ayudar al niño a conocerse, aceptarse y poseerse.
Entender que contamos con una propuesta que nace de un proceso de formación en valores a través del juego, que cada sendero cuenta con un valor a desarrollar, pero ese valor anida en su interior el desarrollo de muchos más que van de la mano con el principal.
2 Las temáticas y momentos que orientan cada uno de los senderos.
Capacidad de saber respetar los ritmos de maduración propios de cada semilla. De hacer responsable al niño para asumir en primera persona el propio camino de formación.
Ayudar al niño a que tome decisiones, responsabilidades y corresponsabilidades, según su edad y su enriquecimiento en el proceso formativo.
Entender que Labrado se centra en enamorar a las semillas de la propuesta que tenemos para ofrecerles que su acompañamiento se realiza desde la presentación del movimiento a las familias, al profesorado y las autoridades de la Institución.
El Arado centra sus fuerzas en acompañar el desarrollo del valor de aceptación no sólo del movimiento como tal, sino también de la aceptación de si mismo que su acompañamiento debe desarrollarse con la lista de asistencia, la ficha personal de las semillas, desde el diálogo con la familia, el desarrollo de las temáticas y ejercicios que me permitan descubrir ¿quiénes son?, de observación y de mantener un cuaderno de anotaciones como Sembrador.
La Siembra produce y exalta el valor del compañerismo que implica a los demás, los más cercanos que exige un acompañamiento personal de diálogo permanente con las semillas en sus espacios (recreos, salidas y entradas de la escuela), un diálogo y visita a sus hogares – familia, que significa hacer negociaciones para ayudarse en la tarea, y por supuesto el diálogo con el o la profesora de su aula.
La Cosecha nos pide desarrollar el valor de la solidaridad o sea que miremos más allá de nuestras narices y entendamos que necesitamos hacer algo acorde a la edad que poseen, en este sendero el acompañamiento se da en forma grupal, con exigencias propias del proceso. (Desde el Arado, Siembra y Cosecha una reunión conjunta con las familias anual).
Saber discernir que los itinerarios son propuestas que pueden ser modificados en base a la realidad que están viviendo las semillas.
Poner en práctica desde el inicio de los senderos los cuatro momentos que contienen la catequesis, servicio, comunión y espiritualidad.
Tener especial cuidado con las vivencias de espacios de espiritualidad (oraciones de parcela, personal, de los alimentos, etc) y porque no decirlo, ejercitarse en el Agua de Dios.
Consiste en acompañar todos sus aspectos:
VALORES NATURALES: biológicos, psicológicos, estéticos, económicos y sociales. Ideales de comportamiento y capacidades que lo hacen posible que no suponen la Fe y que no implican la totalidad de la persona.
VALORES TEOCÉNTRICOS: morales y religiosos. Ideales de comportamiento y de estado final de la existencia revelados en Jesucristo que hacen a la persona buena integralmente.
3 Los espacios de término de sendero – ceremonias de surco, que tienen un objetivo concreto.
Estos espacios son definitivamente los privilegiados para reforzar el proceso desarrollado en el sendero, debemos saber aprovechar al máximo.
En la propuesta se cuenta con 4 espacios de ceremonias de surco, una experiencia diferente que fortalezca el proceso realizado en cada sendero.
Se trata de que al termino de 3 meses primeros de haber iniciado el movimiento, se realice una ceremonia de surco que se llama “Fiesta” que tiene un tema central: “SEMAR una experiencia de vida”, que tiene como objetivo aceptar de forma oficial que esas semillas están dentro del movimiento.
Arado tiene su ceremonia de surco que se desarrolla como caminata que me da la oportunidad de acompañar a las semillas en el entorno, en la naturaleza, se llama: “Compañeros de corazón” y lo que pretende es además de un contacto con la naturaleza, que juntos como parcela reforcemos nuestro gran valor de la aceptación no sólo al grupo, sino también a mi mismo como persona.
En la Siembra la ceremonia de surco se llama: “Amistad: camino de amor”, que se desarrolla en una convivencia de un día que pretende evaluar el proceso de aceptación, compañerismo y amistad en 2 años de formación como SEMAR.
En la cosecha que es el último sendero y termina con una gran experiencia denominada campamento, se titula: “Buenos frutos para el mundo” y considera que el valor de solidaridad no puede quedarse en el termino de un proceso, sino que existe la posibilidad de continuar en otro movimiento llamado GAMA, además desea cerrar el circulo de un hermoso proceso.
4 Los instrumentos de acompañamiento para cada uno de los años de formación.
Para que estos aspectos sean una realidad necesitamos contar con algunas herramientas que encaminen nuestro accionar, es por eso que proponemos los siguientes:
Elaborar una ficha personal para cada una de las semillas, que se actualizarán en cada sendero.
Elaborar material general de presentación del movimiento para los Padres de Familia, el personal docente, administrativo, autoridades y de servicio.
Investigar diversas formas de realizar entrevistas y su acompañamiento.
Elaborar los puntos fundamentales de una visita a las familias en sus hogares.
Crear un listado de elementos a negociar con las familias y el profesor/a de aula, como ayuda en el proceso.
No podemos olvidar el contar con el cuaderno de apuntes de los y las Sembradores, que es el lugar donde descansa todo el proceso de acompañamiento narrado.
Crear formas efectivas de acompañamiento grupal (a las parcelas).
5 Los equipos locales de Sembradores.
Existe un espacio sumamente importante para el acompañamiento, es el lugar ideal para discutir, compartir e iluminar de mejor manera la ardua tarea de acompañar a las semillas.
La idea de un equipo local de Sembradores es generar un espacio de compartir experiencias del ser y hacer del Sembrador en una obra o presencia.
Es un espacio de formación permanente que genera investigación, lectura crítica, talleres de formación, retiros, espacios de espiritualidad, reuniones de planificación y evaluación, etc.
Es el momento especial para poder visualizar a cada una de las semillas, de dialogar de asuntos especiales, de casos difíciles, de problemáticas de las familias, semillas, centro educativo, etc.
Y por último es el espacio de presentación de presupuestos, economía del movimiento, las peticiones del material que necesitan las semillas, leer los informes, leer las invitaciones, etc.