La Carabela LYTAGE del Colegio Nuestra Señora de Chiquinquirá llevó a cabo su Campamento Misión en la escuela Marcelino Champagnat, vía La Cañada de Urdaneta. Comenzó el 11 de Agosto y terminó el 25 del mismo mes.
El número de remeros que participaron en la carabela osciló entre 20 y 22 muchachos, ya que algunos tuvieron que retirarse temprano o llegaron tarde por distintas circunstancias, y estuvieron acompañados por sus cuatro timoneles: Neriam Leal, Claudia Angulo, Andrea Calabria y Adolfo Urribarrí, y cuatro acompañantes.
En cuanto a trabajo físico, los muchachos pintaron por dentro y por fuera ambos edificios donde están los salones de clases y los baños. Fue impresionante verlos tan entusiasmados. Tanto así que un grupo de remeros decidió trabajar todo el día de descanso previo a la finalización de Campamento, hasta las 8 de la noche, para terminar de pintar los baños (trabajo que no estaba dentro de los planes establecidos en pre-campamento), y aún así seguían alegres y enérgicos cantando y disfrutando entre ellos.
También se restauró el cartel que está fuera del colegio donde se encontraba (y ahora otra vez) el nombre de la institución.
El trabajo con la comunidad también fue una experiencia indescriptible que movió mucho a los muchachos. Prepararon un plan vacacional llamado “Hermanitos de María” donde harían actividades lúdicas, formativas y manualidades con los niños de la comunidad, de edades desde los 3 años hasta los 17. El plan vacacional estaba diseñado para un promedio de 30 niños, basándonos en experiencias anteriores. Sorpresa para nosotros el encontrarnos con más de 56 niños el primer día de trabajo con comunidad y con cada día que pasaba el número crecía y crecía hasta el punto en que terminamos trabajando con un total de 81 niños de todas las edades.
Los muchachos se sensibilizaron mucho al conocer la realidad tan necesitada de tantos niños, y al mismo tiempo la sencillez y espiritualidad de estos. Nos encontramos con niños de menos de 10 años que tenían presente a Dios hasta en las manualidades que hacían, que nos mostraban cómo hacían oración y nos pedían que bendijéramos las meriendas que compartíamos con ellos. Nunca faltó la alegría, el entusiasmo por trabajar y la sorpresa al entrar en contacto con realidades tan fuertes. Los remeros se conectaron tanto con los niños que algunos hasta aprendieron a hablar Wayuunaiki. Se dedicó un día especialmente para enseñarles a los niños de la comunidad sobre la higiene y el cuidado bucal y se dio por terminado el plan vacacional con una fiesta y un almuerzo para todos los niños y sus padres.
En materia de oración se vivieron muchos momentos que hicieron vibrar a los remeros de la carabela. Cada oración iba enfocada a un tema en específico que se vivía a lo largo de todo el día de trabajo. Temas como la unión, el amor, la realidad venezolana, la fe, la tolerancia y el perdón, la sencillez, entre otros… Todas las oraciones fueron llevadas en su totalidad por los remeros, a excepción de celebraciones llevadas por los timoneles y acompañantes. Quedamos impresionados al ver el crecimiento espiritual de los remeros y, sin ánimos a sonar poco humildes, nos enorgullecieron a todos.
El primer domingo de campamento se invitó a los padres de todos los integrantes de la carabela a un almuerzo en familia. Los remeros se encargaron de mostrar a los padres el trabajo realizado hasta el momento, y se tuvo un momento de oración y de compartir donde se les preguntó a los padres que cómo se sentían al tener a sus hijos fuera de casa, trabajando por la comunidad de La Cañada, y se les entregaron cartas que los muchachos previamente habían escrito, comunicando libremente lo que quisieran decir a sus padres. Luego de eso, tuvimos un almuerzo familiar, nos despedimos y volvimos al trabajo en Campamento.