Remar

¿QUÉ ENTENDEMOS POR REMAR?

Significa Renovación Marista. Remar es un movimiento marista que tuvo sus inicios en la mente de un gran hombre: el Hno. Néstor Quiceno, quien concibió la idea inicial de lo que sería el movimiento. Era el año 1976 en el país de Colombia.

Antes, como hoy en día, había una marcada necesidad de jóvenes que se comprometieran consigo mismos, y con la Iglesia. Jóvenes que respondieran positivamente a una vida desde los valores y fueran Cristos para sus hermanos. Necesitábamos y necesitamos jóvenes que se atrevan a vivir una vida ordinaria de manera extraordinaria.

Cuando se funda Remar, los Hermanos Maristas sienten la necesidad de revitalizar su espíritu de apóstoles de la juventud, acudiendo a las fuentes del Hermitage en donde Marcelino Champagnat vivió con los primeros Hermanos el carisma marista.

Así pues, desde una juventud latinoamericana que nos grita y nos pide ayuda urgente, desde nuestra Iglesia que nos anima a tomar la opción por los jóvenes nace Remar. Su misión es ser una respuesta para todos aquellos que quieren –o desean, sin decir que la quieren- vivir una madurez humana y cristiana en servicio a los demás de manera especial a los más necesitados; contemplando a María, nuestra Estrella y siguiendo al Gran Timonel Jesucristo al estilo de Marcelino, nuestro Viejo Lobo de Mar.

En Venezuela otro marista llamado por Cristo para servirles en total entrega a los jóvenes fue el Hno Carlos Ampudia, quien trajo el movimiento en 1978, comprometiéndose en la ardua tarea de dar a los jóvenes venezolanos un medio para llevar sus vidas hacia nuevos horizontes de plenitud, inculcándoles el ideal de ser Cristos Jóvenes para América Latina. Fallece dejando muchas enseñanzas, en el año 1982.

Pero su obra no muere y en Venezuela ha dejado huella. En otros países, el movimiento no deja de despertar a los jóvenes para descubrir los verdaderos horizontes en Cristo: el prójimo. A Centroamérica llega Remar en 1979. En el año 1980 llega a Argentina y Ecuador, y a Paraguay en 1981. Chile y Uruguay lanzan el movimiento en 1982 y un año más tarde llega a Brasil. Llega a México en 1988 y traspasa fronteras, naciendo en Australia en 1991.

Nuestro lema: “Si no vives para servir, no sirves para vivir”


Remar en Imágenes

BANNER_BAUL

El Proceso Remar

En Venezuela existen tres travesías, que conforman el proceso Remar. Las travesías son las etapas que se consideran dentro del Proceso del Movimiento REMAR. Es el tiempo de que dispone el remero para alcanzar los objetivos correspondientes a una etapa. Cada travesía tiene la duración de un año, en las travesías roja, azul y amarilla. En otras naciones los colores varían.

REMAR es un movimiento, fruto de la acción del espíritu que suscita nuevas respuestas a la problemática juvenil. Nace de la vida, es una mística encarnada en personas concretas que generan un dinamismo propio para afronta al mundo, sus retos y sus llamadas. Existe sólo en la medida en que esta mística dinamiza el estilo de vida de quienes se comprometen en él.

Hay algo que mueve a los jóvenes a Jesús, y es el deseo de felicidad. Cuando encontré esa felicidad en el prójimo, como me enseñó el movimiento, fue imposible negarme a ser capacitado para llevar ese carisma a otros jóvenes con las mismas ansias de felicidad y realización que las que yo tenía. Daniel Sanabria, timonel en formación. 18 años.

REMAR es un movimiento de pastoral, entendida ésta como la actitud de vida de quienes se sienten responsables del anuncio del Señor: acompañar con más atención el crecimiento de las personas en la fe.

REMAR es un movimiento de pastoral juvenil, porque: Sus protagonistas son los jóvenes. Le caracteriza un estilo juvenil de vivir los valores. Considera a la juventud como la enorme fuerza renovadora de la Iglesia y de la sociedad.

REMAR es un movimiento de pastoral juvenil vocacional, por que ayuda a cada uno de sus integrantes a descubrir y realizar la mejor respuesta al proyecto de amor de DIOS sobre su existencia, ya que toda vida es una vocación.

“Remar para mí lo fue, lo es y lo será todo, significó demasiado y lo seguirá siendo, fue el movimiento que me ayudó a darle una nueva visión a la vida y a todo lo que tengo a mi alrededor en todo sentido, me acercó mucho a Dios, a Jesús, a la Virgen y a Marcelino, me enseñó a valorar cada cosa que tengo, me enseñó a que uno puede servir de distintas maneras, que los más necesitados disfrutan mucho más la vida que los que no lo son, me mostró a Jesús en los ojos de los niños, me enseñó tantas cosas que puedo decir que verdaderamente Remar es mi estilo de vida. ¿En qué cambió mi vida? Bueno yo era una persona muy tímida, callada, no era tan apegada a mi familia, ni sabía lo que era el servicio.. Desde que terminé el movimiento Remar, soy una persona nueva, ya no soy tan tímida, no me cuesta hablar con casi nadie, y si hay algo que me encanta es servir, y como me enseñó Remar; Si no vives para servir, no sirves para vivir.” Ana Lucía Rivero, ex-remera, Carabela Altaír. 18 años.

Nos animamos a servir, porque Dios, que es digno de todo servicio, vino al mundo a servir, y no a ser servido. Remar, con su proceso, con su navegar en carabela por las travesías, fortalece nuestro ánimo, conscientes de que como decía el Padre Champagnat: Si el Señor no construye la casa, en vano trabajamos.

Algunas consideraciones interesantes sobre lo que encontramos en Jesús, María, Marcelino y el integrante de Remar. Para comprender mejor el carisma de Remar.

Pregúntate: ¿Qué es un Cristo Joven? ¡Es alguien feliz de serlo!

Convencidos de que Cristo es la razón de ser del Movimiento REMAR, lo consideramos como El Gran Timonel de nuestra travesía hacia el Padre, bajo la acción del espíritu. Jesús, Dios hecho hombre, nacido de María de Nazaret, nos revela plenamente el Padre y nos muestra el ideal de PERSONA que estamos llamados a realizar.

Situado en un tiempo y en un espacio determinados, Jesús tuvo actitudes definidas respecto al medio social, político, cultural, económico y religioso. La misión de Jesús, el anuncio del Reino, estuvo marcada por el servicio amoroso y desinteresado a todos los hombres, de manera personal y salvadora: curando, perdonando, invitando al cambio de vida y a su seguimiento, en la alegría de sentirse amados y enviados por Dios.

Jesús vivió la predilección por los débiles y marginados de la sociedad: los pobres, los niños, los enfermos, los oprimidos, las viudas, los ignorantes, los pecadores… Cristo, Señor y centro de la Historia, nos invita a ser Cristos Jóvenes en y para América Latina, acogiendo en nuestra vida el proyecto amoroso del Padre sobre cada uno de nosotros y proyectando con nuestra existencia y acción su misión evangelizadora al anunciar la novedad de su Reino de vida, verdad, libertad, justicia, amor y paz. La Iglesia es para nosotros la gran carabela, lugar especial de comunión, de participación y salvación.

La Iglesia es la familia de los hijos de Dios y tiene a María por Madre y Modelo. En la Iglesia, por la acción del Espíritu Santo, los hombres nos reconocemos hermanos y experimentamos la alegría de ser hijos de un mismo Padre. En los sacramentos, especialmente en la reconciliación y en la eucaristía, encontramos una manera especial de celebrar, como acción de Iglesia, el encuentro salvador de Cristo con los hombres y nuestra confianza en el amor misericordioso del Padre. Expresamos nuestra pertenencia al a Iglesia, Pueblo de Dios, trabajando por hacer de cada carabela una verdadera comunidad eclesial de fe, de esperanza y de amor, que revele al mundo con alegría la presencia de Cristo Resucitado.

En REMAR queremos formarnos para asumir oportuna y gozosamente nuestra vocación personal, a fin de ponerla al servicio del Evangelio a través de los diversos ministerios de la Iglesia Local. De esta manera, nos proponemos expresar nuestra pertenencia a la Iglesia, servidora y evangelizadora, comprometida con los pobres y sus justas aspiraciones.

Conscientes del SIN MI NADA PUEDEN HACER, nos unimos a la oración de Jesús en su Iglesia, convocados por su palabra, para celebrar en la oración personal y comunitaria, la misma fe y nuestra confianza total en el Padre. Nuestra comunión con el Magisterio de la Iglesia será una garantía de la autenticidad de nuestra acción evangelizadora a todos los niveles. Porque queremos ser plenamente personas, miramos a Jesucristo, imagen visible del Padre, como modelo de todo hombre, en quien aprendemos claramente lo que queremos ser. De ahí que consideremos su Evangelio como la brújula que orienta nuestra vida.

El símbolo del movimiento REMAR es el timón, que expresa la voluntad de tomar en nuestras manos, con coraje y tenacidad, el rumbo de nuestras vidas, en un constante esfuerzo de superación porque ingresar a remar es perder el derecho a ser mediocre. Maria, es estrella de la mar que orienta nuestro REMAR hacia el encuentro con el Padre.

En REMAR encarnamos sus actitudes, ya que al asemejarnos a Ella, nos acercamos a la imagen del hombre redimido y, de esta forma, la reconocemos como nuestra Buena Madre y como camino que nos lleva a Jesús. Consciente de su pequeñez y de su debilidad, no cesa de glorificar al Señor por las maravillas que ha hecho en Ella, compartiendo con todos su alegría. María es modelo de ser Iglesia por: Su sí generoso. Su apertura a la acción del Espíritu. Su cooperación en la obra salvadora de su Hijo. Su presencia animadora en la primitiva Iglesia. Su radical fidelidad al Evangelio del Señor. Todo el inmenso amor concentrado en su corazón de mujer, virgen, madre y esposa, sabe traducirlo en gestos humanos de amistad y de servicio, dedicación y benevolencia, presencia y compromiso.

En REMAR nos proponemos crear un calor de hogar, muy característico de la Familia Marista, que trata de encarnar hoy el ejemplo de la familia de Nazaret. Para todos los integrantes de REMAR, Maria es por excelencia garantía de la grandeza femenina y muestra la forma específica de ser mujer. Por eso las mujeres vinculadas al movimiento REMAR encuentran en Ella la inspiración para definir mejor su identidad y se proponen vivir como Marías Jóvenes entre los Jóvenes.

Los jóvenes acogemos el llamado de San Pablo:

Evita que te desprecien por ser joven; más bien debes ser un ejemplo para los creyentes en tu modo de hablar y de portarte, y en amor, fe y pureza de vida. 1 Timoteo 4, 12.

¡Con María, Salgan de prisa, hacia una nueva tierra!

Léxico Remar

El léxico del movimiento se refiere a las palabras propias del mismo, utilizadas para armonizar el movimiento con la idea de ir juntos en carabela.

Carabela: Es el grupo formado en el Movimiento Remar.
Remero: Cada integrante de la Carabela es un remero.
Timonel: Asesor de cada Carabela.
Gran Timonel: Jesús, nuestro líder. Es considerado el Centro de la Vida del remero.
Estrella de la Mar: La Virgen María en quien el remero confía, pues ella orienta su remar.
Viejo Lobo de Mar: Marcelino Champagnat, fundador de la Congregación Marista. Es designado así por ser considerado un hombre que vivió a profundidad la travesía de su vida, y en este momento el remero lo mira como gran orientador en su vida, para seguir los pasos de Jesús.
Brújula: La Biblia es nuestra brújula, nos señala el norte que debemos seguir. En ella el remero encuentra la guía de nuestra Gran Timonel y se pone en camino.
Mística: Es el espíritu en que está envuelto el léxico, actividades y contenido que se tiene en Remar, para lograr los valores y objeticos que se propone el movimiento. La mística Remar la adquieren y viven a través de los diferentes documentos y actividades, así como en el compartir continuo.


Convivencias de Iniciación

Las convivencias de iniciación son los encuentros que se realizan para integrar un grupo al comienzo de cada travesía.

Lanzamiento: Con esta convivencia se convoca, a ejemplo de Jesús, a los futuros remeros a pertenecer y vivir el movimiento. La duración de esta convivencia puede variar. La idea es presentarles el movimiento a los jóvenes y llamarlos al Embarque.

Embarque: Con esta convivencia se inicia la Travesía Roja, en ella el grupo se organiza como Carabela. Los integrantes remeros adquieren los conocimientos básicos para vivir el primer año en Remar con los objetivos y compromisos de la Travesía Roja, su duración es de un fin de semana.

Reembarque: Como su nombre lo indica se trata de relanzar la carabela. Ya conscientes de lo que pueden hacer, habiendo vivido experiencias de solidaridad, los remeros se ponen en camino: se trata de la relación con el prójimo, a quien Cristo llama sus pequeños en su evangelio. Con esta convivencia da inicio la travesía azul, y dura igualmente un fin de semana.

Altamar: Con esta convivencia se da inicio a la Travesía Amarilla. En ésta, además de evaluar todo lo vivido en Remar hasta el momento, se inician en una etapa que los preparará a tomar una opción cristiana y para ejercer con mayor seguridad su liderazgo dentro de la Iglesia, generalmente asesorando algún grupo juvenil o cualquier tipo de liderazgo pastoral.

Alternados entre estos encuentros, existen un buen número de convivencias, experiencias de solidaridad y obras sociales. Son para el remero excelente forma de vivir la fe en comunidad.